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Alta cocina en Badajoz

Restaurante Aldebarán Badajoz

Restaurante Aldebarán, alta cocina en Badajoz


Aldebarán consolida su prestigio con sencillez y elegancia


Avenida de Elvas, s/n. Centro comercial Las Terrazas. Badajoz. Teléfono: 924 27 42 61. Cierra: domingos. Ensalada de queso del Casar a las hierbas. Pargo sobre pisto. Carrillera de ibérico al vino tinto. Pastel de chocolate caliente y helado de fresa.
Café 6 Pan 6 Bodega 7,5 Servicio 8,5 Ambiente 9 Aseos 7,5

Comedor de Aldebarán, en Badajoz.

Para definir la trayectoria de Fernando Bárcena, que durante años ejerció de jefe de cocina del restaurante Arzak en San Sebastián, hay que recurrir a adjetivos concretos. Profesionalidad, seriedad, regularidad, dominio de la técnica y conocimiento de las materias primas son algunos méritos de este gran profesional de los fogones que desde que se instaló en Badajoz no ha hecho más que consolidar el prestigio de su restaurante.
Aldebarán es un establecimiento singular, de ambiente sosegado y precios sensatos, decorado de forma elegante, con inusual derroche de espacio entre las mesas, vajilla de firma y manteles impecables, cuya sala atiende un servicio femenino de alta escuela que supervisa Nicasio Durán, otro de los propietarios.

Un lugar de cocina elegante, de corte clásico y resolución moderna, basada en propuestas sencillas, equilibradas y finas, que se autocontrolan a cada paso para no incurrir en desatinos creativos.
A pesar de que los productos extremeños tienen notable presencia, si algún reproche cabe hacer a su trabajo es su relativo distanciamiento de las recetas autóctonas. Asignatura pendiente de Bárcena, que si buceara en el patrimonio circundante avanzaría por caminos insospechados. Sea cual sea la elección, el disfrute está garantizado.

Por mucho que se husmee en la carta, no hay apartado que sobresalga sobre el resto. La presa de entraña de cerdo ibérico y el jamón de denominación de origen Dehesa de Extremadura son excelentes; delicada la ensalada de escarola con queso del Casar a las hierbas, y suculento el pulpo embuchado al aceite de pimentón con puré de patatas.
No se puede negar la influencia portuguesa en la ensalada (timbal) de bacalao con col y patatas paja. ¿Por qué se sirve fría en vez de templada? Y se nota la identificación con las tendencias de años pasados en el carpaccio de venado e hígado de pato, combinación muy lograda. Algunos pescados de anzuelo, salvo la merluza, hito de la casa, proceden de los mercados portugueses, fuente privilegiada de abastecimiento que le permite servir especies insólitas en España, como la garoupa (familia del mero), cuyos lomos se envuelven en calabacín y salsa de nueces.

Lástima que lleguen a la mesa algo resecos. Tampoco las carnes, excelentes, bajan la guardia: sensacional la carrillera de cerdo ibérico, y en el cenit de perfección, la pechuga de paloma torcaz con foie-gras de pato, plato propio de temporada de caza. Aunque todos sus postres son correctos –pastel de chocolate caliente y helado de fresa, canutillos de arroz con leche– no arrebatan. Carecen de la sencillez y contraste de sensaciones de la repostería moderna.

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