Olivenza, la raya del aire
Villa hamletiana, tan pronto estaba del lado portugués como del español. Hoy pertenece a Badajoz
Puede que pasarse de la raya no sea cosa tan mala. Es lo que van a hacer Olivenza y 15 pueblos más, extremeños y lusos, a caballo de la llamada raya con Portugal, creando una Ruta Turística de la Raya dentro de la iniciativa europea Interreg. Que va por su tercera edición y está todavía en el horno; básicamente, consiste en planificar acciones de intercambio y desarrollo turístico de manera especular, es decir, a cada actuación concreta a este lado de la línea fronteriza corresponderá otra actuación simétrica en la parte portuguesa. De modo que se cree una red, una cremallera de iniciativas que galvanicen la región equilibradamente, y sin más barreras que las del aire. Los municipios concernidos tienen plazo hasta abril de 2001 para presentar ideas. Entonces vendrá una lluvia de millones comunitarios que promete ser generosa.
Que Olivenza entre en esa zarabanda parece de cajón. No hay otro pueblo en la geografía española con igual historial hamletiano: desde el inicio de su existencia ha sido una puerta batiente, tan pronto estaba del lado portugués como del lado español. Para ser justos, habría que reconocer un balance o resultado de Portugal, 5; España, 2: cinco siglos para Portugal, dos para España, grosso modo. Y eso se nota en cuanto pones el pie en tierra. Porque vas a pisar, lo primero, esos empedrados minuciosos que son el rasgo de carácter más común del país vecino. Todas las manías y peculiaridades de la nación portuguesa se prodigan en Olivenza: azulejos barrocos alicatando en azul los muros de la Misericordia o el templo de la Magdalena; una portada manuelina en el ayuntamiento, cortejada por esferas armilares (el símbolo del poderío portugués), y cruces de Avis, pasteles que no sólo parecen lusitanos, sino que se llaman podres, manueles, rabiñas, cabacas, asubias (y esa rareza de la técula-mécula, que es en substancia más lusa que Camões); en fín, un puñado notable de singularidades, y la más rotunda: todavía quedan abuelos que hablan portugués.
Y es que hace tres o cuatro generaciones Olivenza era aún portuguesa. Es ésta una población que hay que abordar como un todo orgánico, no pieza por pieza, y cuya plantilla es el mejor guión de su biografía. Cierto que hubo asentamientos muy antiguos (véase el museo), pero el origen de Olivenza emerge con los Templarios; la orden militar ayudó al rey de León a conquistar a los árabes estos territorios, en 1228, y obtuvo en recompensa un buen pellizco de fincas; levantó castillos en Alconchel, Burguillos, Jerez y aquí, en Olivenza, donde creó una Encomienda. Pero al finalizar el siglo, otro rey castellano-leonés la cede al rey poeta don Dinis de Portugal, quien la eleva a categoría de villa y rehace el castillo. En torno a éste (que se conserva bien) trazó la villa medieval amurallada, con cuatro puertas (de las cuales se conservan dos). Más tarde, João II, el Príncipe Perfeito, levantaría la torre de homenaje más sólida y esbelta de toda la raya.
Esplendor manuelino
Pero los días de vino y rosas llegarían con el reinado de don Manuel, que marca el siglo de oro portugués. Hacia 1509 se inicia la construcción de un puente, un nuevo anillo de muralla; se rehace la iglesia de los Templarios, Santa María del Castillo, con líneas despejadas y una puerta manuelina, algo más modesta que la del palacio de los Duques de Cadaval (actual ayuntamiento). Y sobre todo se construyen dos joyas señeras, la iglesia de la Magdalena (que supera en belleza y elegancia a sus modelos de Setúbal o Elvas) y la iglesia de la Misericordia.
Durante 60 años volvió Olivenza a ser española, el tiempo que duró el dominio español de Portugal (1580-1640), tras la trilería sucesoria de Felipe II (había desaparecido en combate el rey don Sebastião, y Felipe II, que era tío suyo, se le quedó el reino). La guerra de Restauración acabó con el dominio español sobre Portugal. De nuevo los españoles se apoderan de Olivenza en 1657, y de nuevo la pierden 30 años después.
Más guerras en los siguientes lustros, entre ellas la de Sucesión española, y la llamada guerra de las naranjas: ésta finaliza en 1801, cuando el afrancesado Godoy firma el Tratado de Badajoz y establece la línea del Guadiana como frontera; con lo cual, Olivenza, a este lado del río, volvía a ser española. Hasta las fechas. (Dicho sea de paso, los portugueses no están muy de acuerdo con la situación, y algunos de sus mapas de carreteras borran el punteado fronterizo al llegar a ese tramo).
En esos siglos agitados le crecieron a Olivenza lo que es su segunda naturaleza, el formidable conjunto de defensas, baluartes y cuarteles que arropan a la villa medieval. Los baluartes (que siguen uno de los sistemas de Vauban) van siendo recuperados a medida que llueven los recursos. En el cuartel de Intendencia, o Panadería Real, aneja al castillo, se halla instalado uno de los mejores y más copiosos museos etnográficos de España, con cerca de 7.000 piezas (la Junta extremeña, más que echar una mano, se ha volcado).
Consciente de su singularidad, Olivenza bulle en iniciativas. Como el polígono industrial Ramapallas, que está redibujando el perfil de actividad económica, como el ya aludido programa Interreg III que se está cociendo, o como el nuevo puente de Ajuda: el viejo cordón umbilical con Portugal permanecía dinamitado desde la guerra de Sucesión española; un nuevo puente, estrenado hace apenas unas semanas a 400 metros de los históricos muñones, simboliza bien los nuevos aires que corren. Aires europeístas, sin rayas ni fronteras.
GUÍA PRÁCTICA
VISITAS
El Museo etnográfico municipal gonzález santana (924 49 02 22), situado en el castillo y Casa de Panadería, abre todos los días, excepto lunes, de 11.00-14.00 y 16.00-18.00 (17.00-20.00 en verano); entrada gratuita. Se pueden concertar visitas guiadas de la iglesia de la misericordia e iglesia de la magdalena en la oficina de turismo. Plaza de España, s/n (924 49 01 51)
DORMIR
Hotel Heredero (924 49 08 35). Carretera a Badajoz, km 23.
Hotel los amigos (924 49 07 25). Avenida de Nicaragua, s/n.
COMER
Dosca (924 491065). Plaza de la Constitución, 15 (frente al Ayuntamiento).
Alcañices (924 491570). Calle de Colón, 3.